- Según un informe de la Fundación Ellen MacArthur, cada año ocho millones de toneladas de plástico acaban en el océano, lo que quiere decir que cada minuto un camión repleto de basura se vierte en el mar.
- De las 134 playas peruanas inspeccionadas durante la tercera semana de enero de 2018, un total de 78 playas fueron declaradas no saludables.
Se ha vuelto una costumbre en la costa peruana, que al empezar cada año, las imágenes de residuos de basura y plástico abandonados en las playas y flotando en el mar inunden las redes sociales.
“Hay estadísticas que indican que el 70 por ciento del plástico que llega a los océanos se hunde y solo vemos el 30 por ciento”, señala Nadia Balducci Cordano, bióloga especializada en gestión ambiental e innovación social y directora general de L.O.O.P. (Life Out Of Plastic), una empresa social peruana que se dedica a generar conciencia acerca de la contaminación plástica.
Cada año ocho millones de toneladas de plástico acaban en el océano, lo que quiere decir que cada minuto un camión repleto de basura se vierte en el mar.
Los residuos plásticos llegan de diversas formas a los océanos, ya sea desde la tierra o desde las embarcaciones, para luego ser arrastrados por las corrientes marinas, por los vientos y otros factores. Así es como esta basura viaja por el mar y afecta a una gran diversidad de especies marinas que hoy sabemos sufre las consecuencias por esta inundación de desechos, explica Balducci Cordano, quien pone como ejemplo el atolón de Midway o islas Midway, ubicado en el Pacífico norte, conocido también por ser hogar de albatros y otras especies marinas, y que a pesar de no estar habitado por personas, alberga una gran cantidad de desperdicios de plástico que son ingeridos por los animales que la habitan. Se ha encontrado un gran número de aves muertas con restos de plástico en sus estómagos, situación que da cuenta del impacto que genera la basura en la biodiversidad.
“Los impactos negativos del plástico son grandes y mientras más crece la población mundial, más aumenta nuestro consumo y se intensifica la generación de residuos”, agrega la directora de L.O.O.P.
Un mar de problemas
Muchas especies marinas están expuestas por el impacto que generan los desechos de plástico en sus organismos. Las tortugas, aves, peces y otros animales marinos corren el riesgo de enredarse con los plásticos que flotan en el mar, ya sea con las redes de pesca, bolsas, botellas y otros objetos de mediano y gran tamaño, que se convierten en trampas mortales para aquellas especies que no logran escapar.
Una segunda forma de amenaza está en su alimentación. Las especies marinas ingieren estos plásticos, muchas veces porque los confunden con peces pequeños, como en el caso de las tapas de botellas, o porque pedazos diminutos se adhieren a sus alimentos habituales. “El plástico produce estragos de varios niveles dentro de su sistema digestivo y los animales mueren por la presencia de estos en sus estómagos. El plástico no puede ser digerido y les genera sensación de saciedad, por tanto, dejan de buscar sus alimentos y tienen problemas para escapar de sus predadores”, explica Shaleyla Kelez, especialista en biología marina y conservación y presidenta de EcOceánica, institución creada para conservar y recuperar los ecosistemas marinos del Pacífico Sudeste, con especial énfasis en los ecosistemas peruanos.